Tomo esta fotografía cuando amanece un sol tibio sobre el suelo de la plaza. Termina la república de la noche, donde las sombras se confunden, se pierden y se encuentran, se divierten, se emborrachan, se aparean, se olvidan, se descomponen y se recrean... donde las sombras son libres...
Pasó la noche y se restaura la esclavitud para las sombras, la sumisión al cuerpo opaco. Primero al paso movedizo del borracho, luego al movimiento
acelerado del escobón del barrendero, más tarde al "tú la llevas" de unos niños... Los niños son los únicos cuerpos opacos que las notan, e
incluso a ratos juegan con ellas, persiguiéndolas para pisarlas o
dándoles formas desobedientes con sus movimientos... Pero durante el resto del
día, hasta que se restablece la república de la noche, las sombras únicamente
vuelven a ser libres cuando dos cuerpos opacos conversan muy juntos o se
abrazan. Y así también ellas pueden mezclarse sin que nadie, ni
siquiera la noche, se dé cuenta...